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viernes, 17 de agosto de 2007

Una segunda oportunidad 2

El aeropuerto de la ciudad de México no era lo que podriamos llamar "de primer mundo" pero si que estaba lleno de gente a pesar de ser casi las 2 de la mañana cuando Daniel caminaba preocupado por los pasillos repletos de tiendas de souvenirs y casas de cambio de divisas. No era su primera visita a ese lugar pero las cosas ya no eran como las recordaba. De hecho nada en el mundo lo era ya. Su único objetivo en esos instantes era hacer lo posible por arreglar las cosas y sabía que solo había una forma de hacerlo.

Dejó su maleta junto al asiento de la sala de comida rápida mientras esperaba que su orden de sushi estuviera lista. Tomo su celular y cerró los ojos mientras dejaba salir un suspiro deseando que todo saliera como él pensaba. Seleccionó de la lista de contactos el que venía nombrado como "mi amor" y un poco nervioso marcó el número. Las manos le sudaban. Sonó una, dos, tres veces. Antes de que sonara por cuarta vez escuchó su voz.

-- ¿Bueno? -Dijo Ale al otro lado de la vocina
-- ¿Ale? Perdón que llame a estas horas, supongo que te desperté.

Pasaron algunos segundos antes de escuchar de nuevo su voz entrecortada

-- ¿Daniel...? C-como es posible? ¿De verdad eres tú...?

Ni siquiera él mismo podía creerlo. Lo había conseguido. El sonido de su voz le devolvió la esperanza y decidió que esta era la última oportunidad que tenía para cambiarlo todo.

-- Así es Ale, soy yo, perdona que te haya despertado...
-- No. No, no, no.. para nada, no me despertaste, estaba...estaba jugando.. jugando play antes de irme a la cama.

Daniel sabía que mentía. Ese titubeo era característico en ella pero más que molestarle la entendía pues estaba conciente de que su llamada no era para nada normal.

-- Ah..! ya veo. Oye, sé que hay cosas que tenemos que aclarar después de todo lo que pasó pero...bueno, seré directo -Era ahora o nunca- ¿Quieres ir a Japón, ahora?

Pasaron unos segundos. Un minuto o dos tal vez mientras hablaban y el transito de pasajeros en el aeropuerto no disminuía. El encargado de preparar el sushi llamaba al que tuviera la orden 82 pero Daniel no le hacía caso. Estaba abrumado con las palabras llenas de reproche que le decía Ale y lo hacían sentir miserable. Prestaba atención a cada una de sus palabras y aunque notó que comenzaba a llorar quería interrumpirla para explicarle la verdadera razon de su llamada, pero sabía que eso la perturbaría más todavía.

Finalmente la llamada terminó y Daniel no pudo más que fijar la mirada hacia la nada sin decir una sola palabra y sumergirse en sus pensamientos. Uno de esos pensamientos absurdos lo hacía imaginar un videojuego en donde él perdía y comenzaba una cuenta regresiva antes de dar por terminado el juego.

"Ale", como le decía de cariño, solía jugar ese videojuego con él. Pero ahora, de pie en medio de la soledad de su habitación Alejandra no lograba concentrarse sobre lo que acababa de hacer. Había esperado una llamada de él hacía tanto tiempo. Incluso había soñado que eso mismo pasaba pero las cosas en el sueño se tornaban diferentes pues reían y volvían a estar juntos dejando atras los rencores y perdonando todo lo sucedido.

Curiosamente recordaba un juego donde siempre perdía y comenzaba una cuenta regresiva antes de declarar el "game over". Venían a su memoría ahora, quien sabe porque, los primeros días que comenzaban a jugar y que siempre que ella perdía él veía su cara de decepción, la tomaba de la mano y le decía "No es tarde para intentarlo de nuevo, aun tienes una oportunidad de ganar"

Y la cuenta regresiva seguía. Diez... nueve... ocho...

En el aeropuerto Daniel había perdido el apetito y tomó sus cosas para regsitrarlas en el mostrador de la aerolinea. A pesar de lo sucedido aún tenía una misión que cumplir y aunque sabía que las probabilidades de lograrlo sin ella eran mínimas, una fuerza interior que antes no tenía le empujaba a hacerlo... Igual que ese juego donde la cuenta regresiva nunca llegaba a cero.
De pronto recordó las veces en que ella jugaba y el tomaba su mano mientras la cuenta regresiva seguía. Siete... seis... cinco...

-- Vamos Ale -Le decía él- ¡confío en tí!

cuatro... tres... dos...

-- Ok!!, Lo intentare de nuevo -terminaba diciendo ella siempre.

El sonido de un teléfono lo sacó de sus recuerdos. Cuando sostuvo en su mano el celular y vió de quien se trataba soltó la maleta y cayó de rodillas. Sus ojos se inundaron de lagrimas de alegría cuando contestó y escuchó la voz de Ale al otro lado de la línea

-- ¿En donde nos vemos?

3 comentarios:

Lalalalagartilapices dijo...

WOlales!!
Pinta bien esto, eh?? si se me ocurre algo ya te lo estaré pasando...
Mj,mj!!! ^^
Ña!!XD

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaah!!!
Que lindo!!!*-* continua! continua!
Waaaa!! se parece a mi fic XDD
jejejejeje... es hermoso *O* sigue!! va bien!

Anónimo dijo...

sigo esperando la continuación!!!